La Tarde. Técnica: mixta/lienzo. Dimensión: 100x90 cm. Año: 2004
Sin Título I. Técnica: mixta/lienzo. Dimensión: 100x150 cms. Año: 1998
Crepúsculo. Técnica: mixta/cartulina. Dimensión: 65x60 cm. Año: 1998
Toda la obra de Gabriel Gutiérrez, expuesta parece apuntar a un objetivo único: desentrañar la verdadera faz del desamparo.
Tanto la disposición de los elementos como ellos mismos, llevan a este tema y sin duda lo hacen con una tremenda efectividad.
Gabriel maneja el idioma que propone y conoce los giros acordes para el discurso plástico que desea trasmitir. Su obra, verdadera reiteración de un tema único, logra algo bien difícil en las artes plásticas, proponer varias alternativas formales en la solución de un mismo contenido, sin crear en el espectador la sensación de tedio y logrando que cada obra se convierta en pieza singular.
Los dibujos de ejecución impecable transitan desde reminiscencias pop-art, tendencia que por muchos años cultivó el autor con reconocida efectividad, hasta una especie de surrealismo muy actual que da a las obras ese aire de misterio, que si bien las aleja un tanto de las producciones impersonales del último arte que cunde en el país, hace cada pieza, verdadera joya desde el punto de vista afectivo y humano.
El arte que nos propone Gabriel es monocorde, como monocorde es su manera de componer. La hoja se divide siempre en dos campos. Encima, el mundo amenazador y gestual donde todo es posible y del que no sabemos casi nada, como no sea algo que está por suceder; igual que las tempestades este es un mundo en movimiento, fuerte, cargado de fatales presagios. Debajo el hombre mismo o las cosas que de una u otra manera le pertenecen o le pertenecieron.
El denominador común de esta presencia es el desamparo, como si Gabriel compadeciera al ser humano, sólo, frente a las inclemencias de un mundo telúrico que lo amenaza constantemente.
Para esto se vale del desmesurado empequeñecimiento de la figura, en contraste con la inconmesurable dimensión de lo que amenaza.
Vistos así los dibujos de Gabriel Gutiérrez son un alegato a la solidaridad entre los hombres, un canto a la comprensión de la soledad en que las circunstancias pueden sumir al individuo, pero son sobre todo una lección de imaginación y oficio, aspectos de los cuales adolece cierto sector de nuestro arte “ más moderno”.
Joel Jover
Pintor y crítico de arte
Tanto la disposición de los elementos como ellos mismos, llevan a este tema y sin duda lo hacen con una tremenda efectividad.
Gabriel maneja el idioma que propone y conoce los giros acordes para el discurso plástico que desea trasmitir. Su obra, verdadera reiteración de un tema único, logra algo bien difícil en las artes plásticas, proponer varias alternativas formales en la solución de un mismo contenido, sin crear en el espectador la sensación de tedio y logrando que cada obra se convierta en pieza singular.
Los dibujos de ejecución impecable transitan desde reminiscencias pop-art, tendencia que por muchos años cultivó el autor con reconocida efectividad, hasta una especie de surrealismo muy actual que da a las obras ese aire de misterio, que si bien las aleja un tanto de las producciones impersonales del último arte que cunde en el país, hace cada pieza, verdadera joya desde el punto de vista afectivo y humano.
El arte que nos propone Gabriel es monocorde, como monocorde es su manera de componer. La hoja se divide siempre en dos campos. Encima, el mundo amenazador y gestual donde todo es posible y del que no sabemos casi nada, como no sea algo que está por suceder; igual que las tempestades este es un mundo en movimiento, fuerte, cargado de fatales presagios. Debajo el hombre mismo o las cosas que de una u otra manera le pertenecen o le pertenecieron.
El denominador común de esta presencia es el desamparo, como si Gabriel compadeciera al ser humano, sólo, frente a las inclemencias de un mundo telúrico que lo amenaza constantemente.
Para esto se vale del desmesurado empequeñecimiento de la figura, en contraste con la inconmesurable dimensión de lo que amenaza.
Vistos así los dibujos de Gabriel Gutiérrez son un alegato a la solidaridad entre los hombres, un canto a la comprensión de la soledad en que las circunstancias pueden sumir al individuo, pero son sobre todo una lección de imaginación y oficio, aspectos de los cuales adolece cierto sector de nuestro arte “ más moderno”.
Joel Jover
Pintor y crítico de arte
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