Monday, April 13, 2009

Por Joel Jover, pintor y crítico de arte

Paisaje IX. Técnica: acrílico/artulina. Dimensión: 60x80 cms. Año: 2008

Paisaje VI. Técnica: mixta/lienzo. Dimensión: 120x100 cms. Año: 2008

Paisaje V. Técnica mixta/lienzo. Dimensión: 153x93 cms. Año: 2008

Noche Buena. Técnica: mixta/lienzo. Dimensión: 290x142 cm. Año: 2007

De la Serie Sueños II. Técnica: óleo/lienzo. Dimensión: 216x115 cm. Año: 2005

Paisaje XII. Técnica: óleo/lienzo. Dimensión: 100x80 cm. Año: 2004


Si hace algunos años la obra de Gabriel Gutiérrez Vázquez apuntaba directamente a develarnos la verdadera faz del desamparo, ahora parece estar dirigida sobretodo a hablarnos sobre la soledad del hombre y su falta de corporeidad.
Así, casi toda su obra de este último período se refiere a las cosas que pertenecen o pertenecieron al hombre, es un mundo de soledad total, donde la presencia humana se intuye como cosa del pasado, el tiempo tal como lo entendemos se ha congelado, nada humano existe ya, es el día de la hecatombe donde los objetos son el sujeto de la atención y donde ellos toman el protagonismo a falta de sus progenitores, es un mundo objetual, donde cada cosa, parece haber sido dejado sólo un momento antes por su dueño.
Podemos decir que el autor se retoma a si mismo, aludiendo a obras de su pasado pop ó quizás a una especie de obsesión no resuelta que vuelve una y otra vez a los sueños del artista; lo cierto es que éste es un mundo fantasmagórico, donde el hombre es el vacío del hombre y donde la criatura humana aparece conformada en su apariencia por las cosas materiales, no es el hombre, es su vacío, es su apariencia lo que nos muestra el artista, como acentuando aún más el sentimiento de soledad tan caro a pintores como De Chirico o Ensor.
Sin duda esta muestra de pintura que abarca parte de la producción del artista e los últimos años, es un paso más, y muy firme por cierto en la solución del enigma que el propio autor se ha planteado como fundamento de su obra: ¿qué queda del hombre? Es una apariencia humana y las cosas que acumula en su vida, su verdadera esencia, o es solamente la trampa que la existencia misma le tiende a la persona humana.
Por estos caminos donde el autor ha transitado siempre con una preocupación y una sonrisa, pudiera decirse que no le ha sido fácil ni agradable, pero sin dudas Gabriel ha logrado dominar a sus demonios y presentárnoslo en la forma agradable que poseen sus obras.


Joel Jover
Pintor y crítico de arte

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